Ser luz y oscuridad

Ser luz y oscuridad

¿Tienes fe en los humanos aún después de lo que has visto?

 Es tan compleja, rebuscada, profunda e intensa la naturaleza del ser humano que cuestionar su existencia podría llevar debates milenarios. 

Hay oscuridades existentes que la luz no puede dimensionar, sin embargo, reconocemos la luz gracias a la presencia de la oscuridad. Sin esa diferenciación, ¿cómo sabríamos cual es nuestro lugar, quienes somos, quien es el otro?

No creo que pueda existir luz que no genere su propia sombra, ni tampoco sombras que aún en las profundidades de sí, no posea o sea luz para si mismo o alguien más. Dicen que brindamos lo que somos y somos absolutamente todo. 

En el concepto filosófico de que todos somos expresiones diferentes de la misma unidad, la oscuridad que observo por fuera no puede pertenecer a nada que no sea la misma luz de la que me reconozco fuente. ¿Será que la oscuridad observada en otros, es el reflejo de lo mismo que seriamos capaces incluso sin saberlo?

No puedo imaginarme siendo perpetradora del horror, sin embargo, el horror puede necesitarme como víctima para que la perpetración se manifieste. Al fin y al cabo, el horror para ser en si mismo, necesita las dos polaridades, quien lo ejecute y quien lo recibe y es allí, donde la oscuridad nos puede tomar a ambos. 

He escuchado relatos donde luces poderosas, otras ínfimas y delicadas, luces vulnerables, inocentes y puras, miraron a la oscuridad a la cara. No siempre es fácil que la oscuridad que te encuentras no apague la esencia de lo eres, o tal vez eres esa misma oscuridad y se enciende en ti ante el encuentro con el otro. 

Luces y sombras nos habitan dentro de manera constante, todas al servicio de crecer y potenciarse al ser alimentadas. Elegimos de manera permanente en pensamientos, palabras y acciones que permitimos crecer. He tenido la oportunidad de mirar a la oscuridad a los ojos, escuché sus palabras, vivencié sus actos, esa oscuridad no hizo más que mostrarme la mía propia, sin embargo, elegí. Elegí responder y dar lo que soy, elegí alimentar la luz que me habita dentro y acompañar a otros que también miraron la oscuridad a los ojos, a que sigan brillando sin apagar su esencia. 

El bien y el mal son caras de la misma moneda y a esa moneda la llamaría humanidad. Posicionarte de un lado, no te libera del otro, pero te define, te identifica, te mantiene conectado a la unidad y te permite manifestarte diferente. La oscuridad que te rodea puede ser el reflejo de quien eres o puede ser el contraste en el que reconozcas tu luz. 

La diferencia radica en lo que haces, en lo que piensas, en lo que sientes y por, sobre todo, en quien eliges ser. 


Escrito por Fiorella Luz Pastor

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